Hace exactamente un mes que empezamos a ensayar “Si creciste en los 80” (SCEL80), hace exactamente un mes que le dedico a este proyecto tiempo, esfuerzo y corazón; que le dedico entre una hora y media y tres horas de estudio y trabajo constante. A eso sumale las horas de ensayo, poquísimas en comparación del camino que nos falta recorrer.
Hace exactamente un mes la rueda empezó a girar.
Ayer, apenas casi exactamente un mes de ensayos, las cosas empezaron a salir, ya habíamos llegado a un piso el ensayo anterior, y antes de eso nada, un cuerpo y un espacio vacío.
Se me viene a la cabeza la palabra procesos, el diccionario dice: “acción de ir hacia adelante. Transcurso del tiempo” recorro el proceso de exactamente un mes de trabajo y veo las huellas, pero no recuerdo el momento de las pisadas de cada una de ellas. En un constante devenir de trabajo y acción creativa mi cuerpo empezó a fluir y se acomoda a cada instante a algo que no tiene forma clara pero que cada día nos indica pistas para poder seguir, algo que empezó con las ganas de contar. Contar arriba de un escenario.
El proceso es saber que no llegaste, sino que empezaste a andar.
Una idea que es plasmada en un papel, que otro la re significa y comprende, ver un entorno propicio para que esas palabras cobren sentido. Que de a poco vuelvo a las raíces, que el cuerpo tiene memoria y nunca traiciona y que la verdadera creatividad artística se da con el avance permanente en pos de proceso activo y de una búsqueda consciente de objetivos realizables.
Es confiar ene se otro que nos guía y dirige por caminos diversos. Es como si tuviera en sus manos una lámpara a kerosén que nos da una luz clara y brillante con ribetees verdosos, nos hace avanzar, ir hacia adelante por caminos húmedos, espinoso, desiertos, empinados y campiñas que te invitar a quedarte un rato tirado.
El proceso es ese camino que no conocemos y muta permanentemente mientras lo recorremos, mientras nos dejamos llevar; que abre nuevas preguntas, que confirma viejas respuestas, que nos trae paz de espíritu al saber que este es el camino que queremos recorrer, que esto que soy me define como artista, que la gran batalla se da cada vez que empezás a transitar un escenario, que es imposible batallar sin confianza. Que confiar es difícil pero hay gente a tú alrededor, pares, amigos, colegas, que te ayudan a hacerlo. Que me da vértigo lo nuevo, pero el vértigo no me da miedo, sino placer. Que Sebastián comienza a tener entidad propia.
Aunque me cueste soltarme siento después de hace exactamente un mes, tengo manos que me sostienen y no me dejan caer.
J.
